El viajero y su sombra, el cine de Ingmar Bergman.

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CINECLUB AL FILO – PROGRAMACIÓN OCTUBRE. CC LEONARDO FAVIO (RÍO CUARTO – BS AS 55)

03/10. Persona, de Ingmar Bergman (Suecia/1966). 81 min. (AM18)

10/10. Gritos y susurros, de Ingmar Bergman (Suecia/1972). 91 min. (AM18)

17/10. La fuente de la doncella, de Ingmar Bergman (Suecia/1960). 88 min. (AM18)

24/10. Escenas de la vida conyugal, de Ingmar Bergman (Suecia/1973). 168 min. (AM18)

31/10. Zarabanda, de Ingmar Bergman (Suecia/2004). 107 min. (AM18)

 

*Todos los martes a las 21 hs, excepto “Escenas de la vida conyugal” que debido a su extensión (168 min.) se proyectará en un horario especial a las 20 hs.

 

Bergman, el don de la verdad

Por Juan Salinero

Recuerdo que hace muchos años en el teatrino, Elpidio Blas había programado un ciclo de Ingmar Bergman (que es muy parecido al que propuse en estos días).  Ese ciclo fue para mí una gran experiencia vital. Realmente yo era otro después de ver cada película.

Había una búsqueda de la verdad como en ningún otro cineasta, el drama existencial se hacía patente, y en mis pocos años, salía lleno de preguntas. Los films de Bergman me han impactado de tal manera que aún hoy me desborda ese impacto. Las imágenes y los diálogos vuelven como sueños, como fantasmas  a quebrar mi acomodado mundo cotidiano.

Bergman nos muestra un universo propio, donde los problemas se nos presentan desenmascarados, los personajes son personas sufrientes, con problemáticas profundas, con situaciones descarnadas.  En esas historias, hay imágenes del terror, de la comedia, de la ternura, el afecto y la desolación.  El psicoanálisis parece estar siempre presente atravesando las acciones, midiendo los gestos, las reacciones, planteando la pregunta por la enfermedad.

Una  de las cosas que me atraen de Bergman es una suerte de densidad que navega en todas sus películas hasta el momento clave del clímax donde todo parece pender de un fino hilo; allí  la cámara sigue viajando hasta que todo se estabiliza como un barco en medio del océano gigante. La metáfora del viaje empatiza mucho con el autor sueco, ya que de un viaje, como de sus películas, volvemos transformados, algo en nuestra perspectiva, en nuestra mirada ha cambiado para siempre.

 

 

 

 

 

 

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