Jean-Luc Godard (1930-2022) en el Ciclo de Cine por la Diversidad

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En noviembre, todos los miércoles, a las 20 horas, el Ciclo de Cine por la Diversidad proyectará películas del reconocido director y guionista francés de ascendencia suiza Jean-Luc Godard (1930-2022).

Compartimos un texto de despedida y homenaje  sobre su vida y obra, escrito por: Claudio Asaad. Docente en el Departamento de Ciencias de la Comunicación.

 

Las imágenes y las memorias

Hay algo que no ocurre

como debería.

Aquí había alguien que estaba y estaba,

que de repente se fue

e insistentemente no está.”

Wislawa Szymborska

 

Hay distintas maneras de irse, de llegar y retirarse de la exposición pública, de una reunión social, de una trayectoria, incluso de la vida. Esa que no es solo propia, se va armando con la de los demás:  un rompecabezas tan finito como la memoria colectiva y la trascendencia de un nombre logren impregnar en el derrotero del tiempo. Allí comienzan otras biografías por hacer sin cuerpos ni futuros que esperar. La expectativa por lo que vendrá se clausura, pero no las versiones sobre el pasado. Se pretende una vigencia, se insiste en las relecturas, en dominar los efectos dañinos de la la extinción a fuerza de recuperar un sentido y reasignarle un lugar sagrado. Marcar la convicción con un subrayado memorioso. Caminar donde ya no podrá el ausente, negar la replica de su voz, aunque la actitud respetuosa abunde en halagos e ironías.

La memoria es un extenso campo de textos, sonidos e imágenes superpuestas, un espacio apoyado sobre una materialidad tan fugaz como la secuencia del tiempo donde se vehiculiza. Un tren con vistas a un paisaje marcado por la velocidad del movimiento, una visita a una elegía saboreada por los efectos de la experiencia.

¿Recordamos para no perdernos?, ¿Para poder escapar del peso de un presente inagotable y demasiado insistente?, o para no morir cosificados en la burbuja del ahora. Tener conciencia de la propia historia, tener dimensión de lo que fue, nos dispone con vulnerable fortaleza frente al amargo dulzor del ocaso y la vitalidad de los amaneceres que no quisiéramos dejar escapar del umbral de la mirada.

En 2018 y a los 88 años, el director francés Jean-Luc Godard estrenó “El libro de imágenes”, una película, tan irreverente como gran parte de su obra, en la que narra sin utilizar los métodos del cine clásico, la historia del pensamiento en el cine. A través de una diversidad de recursos y técnicas no sólo cinematográficas sino plásticas y sonoras. Godard reconstruye el tiempo y lo disuelve al mismo tiempo en un ejercicio riguroso de montaje. Las imágenes se solapan entre sí, las tomas y secuencias son interrumpidas, aceleradas en su cadencia, repetidas, reproducidas a diferente velocidad y sentido. La voz grave de Godard, ancla esa frenética disolución del tiempo en capas, con un texto poético y existencialista destinado a revolver sobre la historia de la humanidad y exponer los fracasos de un mundo sobrado de dolor, injusticia y violenta indiferencia.

La película es inabarcable en significados y referencias. Como la memoria, el flujo de luces y sombras entreteje hilos y cambia de dirección por obra de un montaje que abandona el centro de una trama y repele cualquier condición narrativa. Se expande a pedir de una estructura dividida en bloques. Desde Historia(s) del cine en adelante pasando luego por Socialismo y Adiós Al Lenguaje, Godard construye un proyecto de declaración filosófica y política a través de una propuesta estética que muestra sus limitaciones, la de los lenguajes y, en esta última producción, a la violencia ejercida por la representación en el mundo audiovisual contemporáneo.

La película es conmovedora, difícil de ver, intrincada para un espectador distraído y acostumbrado a la cadencia decimonónica de los relatos.

Y es también un testamento, un diario de ideas y experiencias. Un legado del Godard referente del movimiento de la Nouvelle vague entrega al mundo como se ofrecen los gestos de despedida. Godard nombra las manos, ¿Las suyas? Los dedos de las manos, esos que han  atendido la demanda de la escritura, la cámara, el amor, el rechazo  y la moviola después,   para decir algo memorioso y disuelto sobre el recuerdo de un mundo que se vacía a si mismo de  su propia historia, para llenarse luego,  para intentar recordar.

Agnès Varda en 2017, muestra en Lugares y Rostros, una de sus últimas películas, una fallida visita   a su compañero de andanzas de la juventud, en épocas de la Nouvelle. Pero a pesar de su promesa de recibirla, Godard no la espera. Nadie atiende. Agnès llora confusa. Y luego sonríe. Ha comprendido. Godard comenzaba a ser una ausencia.

El pasado 13 de septiembre a los 91 años, Jean Luc-Godard, decide morir a través del suicidio asistido. Es su última intervención en esta vida, su forma de retirarse de la escena, su última intervención en este mundo. Lo hace en su casa en Suiza. En silencio. Termina así la película de su vida. Hay créditos, pero no fin. Ahora empezaremos el inagotable- tal vez- periplo de la recuperación, valoración y reinterpretación de su obra. Cuando ya no está, de repente se fue, e insistentemente regresará, para siempre.

 

Centro Cultural Leonardo Favio (Galería del cine, Buenos Aires 55). Entrada libre y gratuita. Organiza: Facultad de Ciencias Humanas y el Centro Cultural Leonardo Favio. Auspicia: Rectorado – UNRC

 

Miércoles 02/11. 20 hs: Cine por la Diversidad. VIVIR SU VIDA, de Jean-Luc Godard (Francia/1962), 83 min. (SAM18)

 

Para su cuarto largometraje Godard toma como protagonista a Nana, cuyo nombre está inspirado en la novela homónima de Zola. Nana (Anna Karina) es una joven veinteañera de provincias que abandona a su marido y a su hijo para intentar iniciar una carrera como actriz en París. Sin dinero, para financiar su nueva vida comienza a trabajar en una tienda de discos en la que no gana mucho dinero. Al no poder pagar el alquiler, su casera la echa de casa, motivo por el que Nana decide ejercer la prostitución. Una de sus películas más triste y trágica del cineasta.

 

Miércoles 09/11. 20 hs: Cine por la Diversidad. LA CHINOISE, de Jean-Luc Godard (Francia/1967), 96 min. (SAM18)

Estrenada un año antes del mayo del 68, “La Chinoise” relata las inquietudes por cambiar el mundo de un grupo de estudiantes franceses empapados del pensamiento de Mao Tse Tung.

 

Miércoles 16/11. 20 hs: Cine por la Diversidad. AQUÍ Y EN OTRO LUGAR (Ici et Ailleurs), de Jean-Luc Godard (Francia/1976), 53 min. (SAM18)

 

 

Ici et Ailleurs es la última fase del montaje de Jusqu’à la victoire, film del Grupo Dziga Vertov (Godard y Gorin), rodado en Palestina con Armand Marco en la primavera de 1970. Después de varios montajes sucesivos, jamás presentados en público, el film quedó inacabado cuando el grupo se disolvió a comienzos de 1973. El proyecto fue retomado más tarde por Godard, sin Gorin, pero con Anne-Marie Miéville. Gorin rechazó constar como co-autor.

Aquí, una familia francesa de clase media frente al televisor. Allí, los combatientes palestinos en los campos de entrenamiento en Jordania y en los territorios palestinos ocupados por Israel, filmados durante su vida cotidiana, su entrenamiento, sus debates, su muerte. Parece no haber conexión entre ambos.

Jean-Luc Godard y Anne-Marie Miéville cuestionan la naturaleza misma del cine, denuncian el “teatro” de la imagen, el flujo de imágenes que, en vez de sumar, se anulan y se olvidan, el ruido que quiere tapar el silencio, el silencio que enmascara la muerte. (FILMAFFINITY)

 

Miércoles 23/11. 20 hs: Cine por la Diversidad. YO TE SALUDO, MARÍA, de Jean-Luc Godard (Francia/1985), 107 min. (SAM18)

En esta moderna versión del nacimiento de la Virgen, María es una estudiante que juega al baloncesto y trabaja en la gasolinera de su padre. Un día María descubre que está embarazada, a pesar de no haberse acostado con ningún hombre, ni siquiera con su novio José, un taxista que no puede creerse que pueda tener un hijo siendo su novia virgen.

 

Miércoles 30/11. 20 hs: Cine por la Diversidad. NUESTRA MÚSICA, de Jean-Luc Godard (Francia/2004), 79 min. (SAM18)

El legendario cineasta francés Jean-Luc Godard hace, a través de esta impresionante cinta un homenaje a los pueblos que han sido afectados por la guerra y la segregación. Dividida, como la Divina Comedia de Dante, en capítulos de Infierno, Purgatorio y Paraíso.

El infierno, de una duración aproximada de siete u ocho minutos, se compone de distintas imágenes de guerra, sin orden cronológico o histórico. Aviones, tanques, buques de guerra, explosiones, fusilamientos, ejecuciones, poblaciones en fuga, campos devastados, ciudades destruidas, etc. Todo tanto en blanco y negro como en color. Las imágenes quedan mudas, acompañadas por cuatro frases y cuatro músicas (piano). El purgatorio, de aproximadamente una hora de duración, se desarrolla en nuestros días en la ciudad de Sarajevo -mártir entre otras – con ocasión de los Encuentro Europeos del Libro. Se trata de conferencias o de simples conversaciones sobre la necesidad de la poesía, de la imagen de uno mismo y el otro, de Palestina e Israel, etc., producidas tanto por personas reales como por personajes imaginarios. Una visita al puente de Mostar en reconstrucción simboliza el intercambio entre culpabilidad y perdón. El paraíso, de más o menos una duración de diez minutos, muestra a una joven – ya vista en la última secuencia – que, habiéndose sacrificado, alcanza la paz en una pequeña plata a orillas del mar, custodiada por unos cuantos marines estadounidenses. (FILMAFFINITY)

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