la vendedora de rosas

En abril, todos los miércoles, a las 21 horas, se presentará en el CC Leonardo Favio (Río Cuarto) un ciclo de películas vinculadas al trabajo infantil. El trabajo de niños, niñas y adolescentes, se encuentra protegido por diversos convenios internacionales y por la normativa de los países, no obstante ello, los Estados, las ONGs, los Organismos Internacionales y los Sindicatos son coincidentes en que los derechos laborales básicos de este grupo suelen ser sistemáticamente ignorados y violados en muchos sitios de producción, principalmente en los países más pobres.  Se trata de un grupo que merece una protección especial, dado que nos estamos refiriendo a un sector de la población especialmente vulnerable al abuso y la explotación.

Durante este mes, organizado por la Cátedra de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, del Departamento de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales – Facultad de Ciencias Humanas, se proponen tres películas que nos servirán para reflexionar y repensar esta problemática de gran actualidad, que sigue existiendo, a pesar de los avances. Según la UNICEF el trabajo infantil no es todo igual, podemos diferenciar aquellos que dentro de las familias campesinas o artesanas trabajan para ellas mismas y por la situación de pobreza, la falta de infraestructura o la ausencia de garantías sociales necesitan de los brazos infantiles. No podría hablarse de explotación, sino de asociación con la miseria y aquellos en que son explotados por un patrón externo: trabajo a tiempo completo desde muy temprana edad. Jornadas laborales extensas. Pago inadecuado y condiciones de estrés físico, social o psicológico. Trabajos que limitan el acceso a la educación. Actividades marginales, domésticas.

Centro Cultural Leonardo Favio (Galería del cine, Buenos Aires 55). Entrada libre y gratuita. Organiza: Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Humanas (Departamento de Comunicación) y el Centro Cultural Leonardo Favio.

Miércoles 13. 21 hs: SALA DOS. Cine por la Diversidad. Salaam Bombay, de Mira Nair (India/1988), 112 min. (AM18)

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El pequeño Krishna no se atreve a volver a casa tras quemar una moto. Supone que su madre lo va a castigar y huye a Bombay, donde trata de sobrevivir junto con otros chicos sin hogar. Krishna  tiene que sobrevivir de cualquier modo, en medio de una galería de personajes de la calle, entre los que encuentra lealtad, traición, amor y todas las experiencias que conforman la vida misma. Mira Nair, directora de La boda del monzón, debutó con este duro retrato de la situación de los niños de las calles de Bombay. El impacto que causó la película en India ayudó a que el gobierno intentara mejorar la situación. El estilo de Nair intenta establecer un puente entre la mirada occidental y el registro propio del melodrama hindú con resultados que oscila entre el cine de Hollywood y el cine de inspiración independiente.

Con Salaam Bombay obtuvo más de 25 premios internacionales, aprovechó los beneficios obtenidos con la película para crear el Salaam Baalak Trust, asociación que en India atiende a niños de la calle.

Miércoles 20. 21 hs: SALA DOS. Cine por la Diversidad. La Vendedora de Rosas, de Víctor Gaviria (Colombia/1998), 116 min. (AM18)

para portada

La vendedora de rosas es una película extremadamente dura y con vocación de retrato social. Se trata de cine comprometido con la propia comunidad. A través de ella nos acercamos a una serie de personajes, niños y niñas de la calle, totalmente vulnerables, sometidos a unas condiciones que les rebasan totalmente. Ante la situación de empobrecimiento y falta de oportunidades estos niños y niñas han acabado en una espiral de violencia, drogadicción, delincuencia, abuso y degradación. Sus mismos actores y protagonistas prácticamente se interpretan a sí mismos o a muchos otros como ellos: son también niños y niñas de la calle.

La vendedora de rosas invita a la reflexión sobre la constante situación de violación de los derechos fundamentales de la infancia en la que se desarrolla la vida de los niños y niñas de la calle. Colombia, y más concretamente la ciudad de Medellín de los años 90, es un escenario perfecto para mostrar esta realidad. Durante muchos años estuvo considerada uno de los países con mayor desigualdad social y violencia de América Latina. En los años ochenta murieron en las calles de este país alrededor de 50.000 niños y niñas.

La historia real de la actriz protagonista de la película, Leidy Tabares, que interpreta el personaje de Mónica, es especialmente reveladora de la vida y destino de muchos de estos niños y niñas de la calle que habitan en las grandes ciudades de Latinoamérica. Leidy Tabares es hija de una madre alcohólica que tuvo siete hijos de siete padres distintos. A los cinco años Leidy huyó de su casa, donde sufría maltrato, para empezar a vivir en las calles de Medellín. No asistió a la escuela y sobrevivió vendiendo rosas en las calles y bares. Hasta los 13 años, que fue cuando hizo la película, ésta había sido la historia de su vida. Pero el film, que fue un éxito en Colombia y en el mundo entero, permitió que Leidy empezara a cambiar su suerte y tuviera otras apariciones en televisión. Famosa y popular, trató de poner en marcha una Fundación para ayudar a los niños de la calles, pero la iniciativa no fructificó. El éxito fue pasajero: Leidy volvió a las calles de Medellín, donde continuó su vida. Allí presenció el asesinato de su compañero sentimental y padre de su primer hijo. Pero la tragedia no acabó ahí: arrestada en el año 2002, desde entonces ha estado en prisión, acusada de participar en el asesinato de un taxista. Pero la suya no es una historia singular, buena parte de los actores que aparecen en la película a los pocos años estaban muertos. Triste destino el de estos niños y niñas de la calle.

Mi̩rcoles 27. 21 hs: SALA DOS. Cine por la Diversidad. La mina del diablo, de Kief Davidson y Richard Ladkani (Estados Unidos РBolivia/2005), 82 min. (AM18)

la mina del diablo

Las minas del diablo es un documental que muestra la vida de dos hermanos, Basilio de 14 y Bernardino de 12 años, quienes trabajan en las minas bolivianas de plata en Cerro Rico, que se remonta al siglo XVI. Aferrados a una vida sin su padre, los hermanos van a la escuela con la esperanza de salir de las minas algún día, y poder tener los ingresos suficientes para ayudar a su familia.

Por los ojos de estos dos niños, encontramos el mundo de los mineros devotos católicos, quienes cortan sus lazos con Dios para entrar en la montaña. Esta creencia antigua hace que el Diablo “El tío” sea representado por cientos de estatuas construidas en los túneles, ya que esta deidad determina el destino de todo hombre que trabaja dentro de las minas.

El documental de los realizadores Davison y Ladkani nos permite acceder a una construcción histórica común en Latinoamérica. Nos permite a acceder a un mundo del cual tenemos un cierto grado de conocimiento pero no el total de los hechos. La historia es singularmente dramática y sensible. Aunque nuestra entrada en el mundo de Potosí se produce a través de redes de trascendencia como la lengua, las prácticas culturales, el entorno social, la política y sistema económicos, nuestra relación con este mundo es más concreta por el hecho de vivir una realidad paralela en nuestro Ecuador.

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