Ser y Tener

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Este ensayo reflexiona acerca de cómo los medios de comunicación intervienen en las formas de acceso a la cultura: la definición de “público” televisivo y la re-definición que suscita la entrada en escena de las tecnologías de la información y el conocimiento (TICs), Internet y su democratización en el campo cultural; y el rol que debe cumplir un Gestor Cultural frente a estos problemas.

El desarrollo de nuevas tecnologías de los medios de comunicación ha influido de manera enorme en el ámbito de la cultura, la política, la salud y la educación. También ha impactado, en palabras de Alberto Quevedo, en la geografía y la fisonomía de nuestros hogares, de los barrios y de las actividades culturales. Los medios, en especial
la televisión, y las nuevas tecnologías son centrales en la cotidianeidad de las personas. Estos avances se relacionan con distintas tendencias y se diferencian según la etapa histórica en que aparecieron, y a su vez tienen que ver con el tipo de medios que se  incorpora.

Una primera etapa es la que analiza exclusivamente la cuestión del mensaje (modelo hipodérmico) o el enfoque de los “usos y gratificaciones” que pone su atención sólo en el público.
A diferencia del “modelo hipodérmico”- el cual supone que todos los mensajes mediáticos ejercen un efecto directo en el público- y el enfoque de los “usos y gratificaciones” -que se interesa por las diferencias individuales del modo de interpretar esos mensajes-, la aparición de la televisión, a mediados de 1950 hacía la década de 1970,
delimita que los medios no determinan la orientación de la opinión del público, sino los temas sobre los cuales se puede y hay que opinar.
La televisión, debido a su condición de medio de comunicación de masas hegemónico, sería la principal responsable de la fijación de esos lugares comunes de concentración de la atención, mediante el proceso de selección de temas. A esta influencia en las percepciones del público se le llama el efecto de “Agenda–Setting” (o establecimiento de la
agenda en los medios de comunicación) y se encuentra inmersa en la corriente de estudios de opinión pública.1 La historia de la opinión pública está necesariamente unida a la historia de los medios de comunicación.

La encuesta de opinión pública es el método que generalmente se utiliza para obtener la opinión de la población. Se deciden los temas sobre los que se quiere recoger opinión, se formula un cuestionario referido a esos temas, y luego se consulta a la población sobre la base de ese cuestionario. Pierre Bourdieu en su trabajo “la opinión pública no
existe” pone en duda la representatividad de las muestras y cuestiona las encuestas de opinión, puesto que no es cierto que toda la gente tenga opinión formada sobre los temas por los cuales se le pregunta, no es cierto que todas las opiniones tengan el mismo valor en la lucha política, y no cree que exista un consenso previo acerca de qué temas
son dignos de ser encuestados.
El efecto de imposición de problemática, efecto ejercido por toda encuesta de opinión, es dominado de forma muy desigual por las diferentes clases sociales; existen problemáticas dominantes interesantes sólo para las personas que poseen el poder. Históricamente y desde su aparición, los medios masivos de comunicación han sido
empleados con algún fin desde sectores privados o públicos, y en ellos siempre se ha disuelto el concepto de poder.

EN CONSTRUCCIÓN

Es fundamental la influencia de los medios, de la televisión principalmente, en la construcción de la realidad social y formación de la opinión publica que se conforma en torno a la misma. A todo esto se le deben sumar los aspectos industriales y sus implicaciones económicas y políticas, características actuales del negocio televisivo.
Existe un dominio en forma casi absoluta de la exhibición de contenidos televisivos que se apoya en una creciente concentración vertical de las empresas. Contenidos que están minuciosamente seleccionados, controlados y procesados por los propietarios de las grandes cadenastelevisivas.

Como consecuencia del proceso de globalización cultural la mayoría de los medios han formado parte de grandes conglomerados multimediáticos, grupos económicos, que tienen como principal interés construir su  propia realidad y determinar así la opinión pública.
Es por todo lo dicho anteriormente que la televisión construye una realidad; nunca la refleja. La construye a través de la selección y el control de su programación, imposición de problemáticas, delimitación de horarios,
tandas publicitarias, temáticas y la edición, entre muchos elementos más.
Al construir una realidad, la televisión también crea a su público y le acerca sólo un fragmento de lo real. Un público que no tiene libertad para decidir porque se le limita la información mediante la agenda que establecen los medios, con intereses de distinto orden. Un público fragmentado que, en palabras de Bourdie, se manifiesta en la
presión de la urgencia (en la velocidad no se puede pensar). Una audiencia que se cree capaz de alcanzar, a través de la televisión, a todo el mundo. Pero que en realidad no tiene la posibilidad de elegir libremente, sólo se le permite llegar a cierta información, todo es una ilusión.
El público tradicional de la televisión, que era el adolescente, se ha alejado. La aparición de videojuegos y de Internet
(los chats) ha provocado que muchos de los adolescentes ya no consuman tanta televisión. Ésta es una actividad que quedó relegada para los adultos.
Con la irrupción de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) comenzamos a pensar en otro tipo de audiencia.
Manuel Castells habla de un público que se torna cada vez más segmentado por ideologías, valores, gustos y estilos de vida, pese a ser masivo cuantitativamente, no es más una audiencia masiva en términos de simultaneidad y uniformidad del mensaje que reciben.
La aparición de Internet, a mediados de los años 90, empieza a complejizar esa idea de público, en relación a la audiencia televisiva. Resulta muy difícil conocer quienes se conectan, a la hora del día que lo hacen, el
sexo, la edad, que sitios visitan, los contenidos que suben, entre otras cosas más.
Para Ariel Vercelli Internet tiene una historia corta, pero intensa. Es un medio de producción y la resultante de un
desarrollo cultural sugestivo. Como medio de producción, la llegada de Internet hizo que el público no se centre tanto en los mensajes de los medios masivos de comunicación sino en la posibilidad de crear sus
propios espacios que serán compartidos entre sus pares.
“En el surgimiento de la sociedad de redes” se puede advertir como Castells analiza la audiencia de las TICs. Un público que se vuelve más selectivo, que tiende a elegir y buscar los mensajes que necesita, los
crea y profundiza así la fragmentación, aumenta la relación entre el emisor y el receptor.
A diferencia del público de la televisión en donde existe un control, mediante la imposición de una agenda, el
público de las TICs participa activamente en la construcción de campos de opinión pública. Es el público, dice Nicolás Nobile en su clase, el que se encarga de generar contenidos y ejercer una influencia en otros.

Internet ofrece una gran oportunidad de participar en diferentes asuntos políticos, sociales, culturales y educativos, entre otros.
Tener acceso a la red supone una gran posibilidad para que el públicopueda generar el debate público (interactuar y hacerse oír).

¿CULTURA LIBRE?

Existen argumentos muy fuertes a favor de la autonomía que envuelve a Internet. Para Alejandro Piscitelli de todos los fenómenos recientes ninguno ha demostrado más y mejor el poder de libre acceso que La Red.
Sirve como modelo de libertad y revelación de cómo la ausencia de control multiplica en forma exponencial la innovación y la creatividad.
Justamente, “esa experimentación basada en el respeto y la apertura hacia lo nuevo, permitió que Internet se convirtiese en un espacio de creatividad e innovación común basada en la colaboración y la producción entre pares”. (Ariel Vercelli, 2006)

La dinámica de la innovación tecnológica requiere continuamente de conceptos creativos y herramientas útiles. En este último tiempo, los sitios personalizados (los weblogs) se convirtieron en el medio de participación más activo de Internet. De manera sencilla y sin tener demasiados conocimientos de programación, muchos sujetos se apropiaron
de esta herramienta.
En Free Culture, Lawrence Lessing explica que los blogs son la forma de discurso público no controlado más importante que existe en la actualidad.
Sus defensores hablan de un paso muy importante en la batalla de la democratización de Internet y los
aportes que ha generado en el campo cultural. Es sencillo de usar, en la mayoría de los casos es gratis y se puede cargar y experimentar con contenidos diversos sin sufrir censura alguna. Un espacio de libertad en donde se puede hablar de cualquier temática (sexo, religión y política).
Otro aspecto a tener en cuenta se relaciona con la vigencia de la información en los weblogs. Una noticia permanece mucho más tiempo de lo que se mantiene en la agenda de los medios. Estos sitios personalizados sólo deben mantenerse actualizados para llamar la atención y cuidar a su público, diferente a las presiones de la
televisión que obedece a una lógica de mercado.

Esto precisamente proyecta una idea de que las tecnologías digitales crean y replican a la realidad de manera mucho más eficiente que las tecnologías analógicas. Y es justamente en ese espacio -en el cual ya
se vislumbra un progreso de la creatividad, especialmente en el terreno de la cultura- que se ve perjudicado por las leyes de copyright. Leyes que cada vez menos apoyan a la creatividad y que se utilizan para proteger a ciertas corporaciones. Con la llegada de Internet se da una mayor participación en el proceso de construir y conservar una cultura que trascienda los límites locales, y esas formas habituales en las que las personas crean y comparten la cultura se ven afectadas por las regulaciones impuestas por estas leyes que imponen la carga de reglas
absurdamente complejas. De aquí se desprende la noción de proteccionismo, de la que habla Lessing, no para proteger a los artistas sino para proteger ciertas formas de negocios. Otra amenaza que también afecta a la forma en que se construye nuestra cultura -además de lo que plantea Lessing sobre los grandes medios que usan la
tecnología y las leyes para cerrar la cultura y controlar la creatividad- se relaciona con las tecnológicas y el aprendizaje. En tiempos en donde las personas se conectan casi exclusivamente con la cultura audiovisual, es cada vez más importante y necesario entender sobre la gramática de los medios. Es trascendental asegurar una
correcta alfabetización, es decir, no sólo enseñar a leer, escribir, sino además facilitar al individuo una formación común que haga posible el desarrollo de capacidades individuales motrices, de equilibrio personal; de relación y de actuación social con la adquisición de los elementos culturales básicos. La idea es ofrecerle a las personas una
forma de “construir significado”2. Y esa construcción no sólo se da con la habilidad de leer y escribir, o a veces, sólo a la de leer. Sino con un equilibrio en los niveles de alfabetización.

El Gestor Cultural debe contribuir a romper con el modelo hegemónico (que prioriza el vacío de
contenidos en los medios) y comprometerse a promover la formación de individuos críticos y reflexivos, de esta manera contribuye a nuevas formas de entender la realidad.

Lograr ese equilibrio del cual hablo es una de las tantas tareas, no la única, que le corresponde a un facilitador cultural, ya que debe contribuir a romper con el modelo hegemónico (que prioriza el vacío de contenidos en los medios) y comprometerse a promover la formación de individuos críticos que sean capaces de reconocer la opinión pública.
Esto se consigue cuando logra afianzarse en la creación de procesos de socialización de los medios de
comunicación y las TICs, mediante el cual las personas aprenden e interiorizan normas y valores para la interacción social, de esta forma el gestor contribuye a nuevas formas de entender la realidad y a la conformación de individuos críticos y reflexivos.

El profesional de la cultura debe conocer, básicamente, diferentes disciplinas. Es importante que este “facilitador”, además de mediar entre los actores sociales y los procesos culturales, tenga una formación interdisciplinaria amplia que le permita valorar y comprender las diferentes prácticas culturales audiovisuales. Ésta formación le
permitirá mediar en la transformación del sector educativo para que el aprendiz pueda entender la gramática de los medios, y así lograr lectores críticos de los lenguajes audiovisuales.
Es conveniente que el facilitador cultural se instruya y conozca sobre la realidad de la producción, circulación y distribución de los productos culturales audiovisuales. Además de apoyar, como dice Piscitelli 3, el crecimiento
de la tercera cultura; es a través de ella que se logrará una comunicación integral entre todos. Una cultura inclusiva que está en contra del modelo hegemónico impuesto por la lógica del mercado.
Un desafío similar propone Nicolàs Nobile cuando insiste sobre la importancia de identificar los factores que se deben tener en cuenta para comunicar en Internet, de esa manera se conseguirá una reflexión autónoma sobre el lugar de la comunicación en los medios y su influencia en la cultura; aquí reside uno de los desafíos más
importante que el gestor cultural debe afrontar.

Marcos Altamirano, Lic. en Ciencias de la Comunicación / Director de la Dirección de Comunicación y Cultura de
la FCE – UNRC


Ensayo Interpretativo realizado para el Curso de Posgrado de Gestión Cultural y Comunicación (FLACSO) – septiembre 2006-

1 En los ‘70 se conoció lo que hoy se llama Teoría de Agenda Setting, a través de un artículo escrito por David Protess y Maxwell McCombs
y publicado en la revista norteamericana Public Opinion Quarterly.


2
Lawrence Lessing, en su libro “Cultura Libre”, retoma a Elizabeth Daley. Entrevista con Elizabeth Daley y
Stephanie Barish, 2002.


3
Piscitelli retoma, en la clase 6, el manifiesto de la tercera cultura de la cual habla John Brockman


Notas
Bibliográficas Consultadas

Blumer, H.. El interaccionalismo simbólico:
la opinión pública y su sondeo, 1982.

Bourdieu, Pierre. Acerca de la Televisión, 1996. Bourdieu, Pierre.
Sociología y cultura, Grijalbo, 1984.

Castells, Manuel. El surgimiento de la sociedad de redes. Capítulo 5,
1996.

Lessig, Lawrence. Free Culture, 2004.

Morley, Dave. Interpretar televisión: la audiencia de Nationwide.
Publicado en MORLEY, David. Televisión, audiencias y estudios
culturales, Amorrortu, Buenos Aires, 1996.

Nobile, Nicolás. Clase 7: usando la red para comunicar, 2006

Piscitelli, Alejandro. Clase 6. La arquitectura es la política de la
red, 2006
Quevedo, Luis Alberto. Clase 5: Los medios de comunicación en la era de
las TICs, 2006.
Ramonet, Ignacio. La desaparición de la cultura en la
televisión. Entrevista realizada por
Nelson del Castillo, 2004.

Sarlo, Beatriz. Escenas de la vida posmoderna (I parte), 1994.

Vercelli, Ariel. Aprender la libertad, 2006.

Winston Licona Calpe. El profesional de la gestión cultural en
iberoamérica en los ámbitos público y privado, 1999.
Winston Licona
Calpe.
La gestión cultural…¿y eso cómo se come?, 1997
Wolton, Dominique. Los estragos de la ideología técnica. En “Sobre la
comunicación. Una reflexión sobre sus luces y sombras”, 1999.

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