Sonatine: más allá de los límites del género policial

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Por Marcelo Diaz                                              

“El cine es algo muy personal

(…) es una caja de juguetes con la que juego”

Takeshi Kitano

 

Es la quinta película de Takeshi Kitano y para el mismo director el más experimental de sus films. La razón por la que se puede sostener esto se encuentra en el modo en que se llevan al límite los procedimientos para hacer cine por un lado pero por otro, y este es el punto que interesa destacar, por la renovación que Kitano realiza del género policial.

Tanto en Literatura como en Cine la noción de género hace referencia  a las convenciones que existen para contar una historia: convención entendida como la repetición de ciertos elementos que define la naturaleza de cada género.

El género policial, a grandes rasgos y como diría Daniel Link, se compone de tres elementos: Ley, Delito y Verdad. La ley es la presencia del Estado que  no siempre garantiza que haya justicia; no es necesario que las fuerzas del Estado estén al servicio de la ética; ni mucho menos que diferencie aquello que está bien de lo que no. La verdad es el proceso mismo de investigación; son los procedimientos que algún personaje ejecuta para resolver un crimen. Este último punto por lo general está representado por un detective; sobre todo en un policial clásico. El delito es el motor de todo relato policial; sin delito no hay historia; quizá sin delito tampoco haya género;  la muerte siempre tiene que ser una muerte violenta de lo contrario el dispositivo narrativo no puede nunca ponerse en marcha.

Si no hay detective; si no hay quien ponga en marcha el proceso de averiguación de la verdad, así como si no existe la Ley asistimos  a un género conocido como de policial negro. Si el clásico se focaliza en la figura del detective el policial negro se focaliza en el mundo del hampa. Y Sonatine puede ser leída desde esta última noción: es una película que narra una historia de personajes que se encuentran al borde de la ley.

En oriente la figura del gánster adopta una forma, un colorido más que local y un idioma propio. En oriente un gánster es un yakusa; una versión acabada casi occidentalizada de un criminal. Los yakusas no tienen familias sino clanes; no son hijos del capitalismo sino que son hijos de una historia anterior a la de occidente y tienen un código de honor que los diferencia y los identifica. Yakusa es sinónimo de crimen organizado, de tráfico de blancas, de prostitución, de negocios inmobiliarios, de asesinato, de tráfico de drogas, de violencia y quién podría negarlo sino yakusa también puede ser sinónimo, si bien la obra del director es más que amplia, de Takeshi  Kitano.  

El film narra las últimas semanas de  Murakawa; un yakusa que después de completar una sangrienta misión que consiste en eliminar al líder de un  clan adversario decide recluirse con los suyos  en una playa. Hasta aquí todo marcha tal cual lo estipulan las reglas del género pero una vez allí los miembros comienzan a modificar su conducta. El relato se focaliza en la conciencia y en la experiencia del yakusa y de esa manera adquiere un tono casi existencial lo que produce un juego de vacilación en  el espectador, sumado a un manejo del tiempo que se sostiene por las pausas y por los largos silencios. De a poco la poesía le gana terreno a la violencia o se puede asistir; dicho con otras palabras; a una violencia poética. 

La figura del yakusa se complejiza no sólo por adquirir una suerte de autoconciencia sino también porque Murakawa y sus hombre a medida que pasan los días en la playa comienzan a sensibilizarse. Se construye una figura del criminal que se sostiene desde lo lúdico; lo infantil,  lo ingenuo y desde el amor. Es así como el género policial negro; que antes servía para clasificar y periodizar películas; en el cine oriental en general y desde Takeshi Kitano en particular también se complejiza; se amplía su definición y su naturaleza y los límites  que antes estaban tan claros comienzan a borrarse.

Kitano supera los límites de los géneros, le imprime una huella dramática a personajes que brillan por su cinismo. También le agrega un tono  humorístico a personajes que antes ni siquiera sonreían por una cuestión hasta profesional. Y también logra que por momentos y durante algunos instantes de lucidez un yakusa advierta que su vida no tiene sentido.

En fin la película no se reduce a la relación entre los elementos ley, delito y verdad pero puede ser leída desde ahí -hay que destacar que ni la ley ni mucho menos la verdad forman parte del universo de Kitano – cada uno de estos elementos puede funcionar a modo de instrucciones de lectura o matrices desde las cuales se puede interpretar el film. La obra de Kitano es  heterogénea por eso habría que aclarar que esta lectura no deja de ser una lectura más que parcial de una filmografía más amplia.

 

Bibliografía

Laurent Tirard(comp): ” Lecciones de cine”. Paidós. 2003. Argentina.

Link; D: ” cómo se lee y otras invenciones críticas”. Norma. 2003. Argentina.

Link; D: (comp.): ” El juego silencioso de los cautos”. La Marca.2003. Argentina.

Revista “El amante Cine”. Número 182. Julio 2007.  Argentina.

Películas

Año Película
2004 ZATOICHI
2002 HERMANO
2001 ESCENAS FRENTE AL MAR
2001 EL VERANO DE KIKUJIRO
1997 FLORES DE FUEGO
1993 SONATINE
1990 BOILING POINT
1989 VIOLENT COP

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